jueves, 2 de enero de 2020

Las Casamatas de la venta de Purias: Un ejemplo olvidado de arquitectura militar de la Guerra Civil



La arquitectura militar que se desarrolló en España durante la guerra civil es uno de los aspectos mas olvidados y menos estudiados de la historia reciente de nuestro país. En esta entrada quiero presentar un caso claro de esta indiferencia por una parte muy significativa de la guerra, como son las propias construcciones de guerra, construcciones de gran valor, que representan la aplicación de los avances legados de la Revolución industrial. Con nuevos materiales y técnicas en este caso aplicadas al terreno bélico.

En este caso hablaremos de las casamatas existentes en Lorca, concretamente en la diputación de Purias, estas se ubican en las cercanías de la antigua Venta de Purias, en un lugar conocido como “El Portajo”, en la vieja carretera que unía Lorca y Águilas, antes de la construcción de la autovía. Estas se sitúan aproximadamente en el km 73 y ocupaban una extensión de 3 kilómetros cuadrados sobre las lomas del Molino de la Luz, el barranco de las minas y La Arriería. En un entorno que aunque con el paso del tiempo ha sufrido importantes transformaciones, sigue manteniendo parte del aspecto de los años de la guerra.

De esta manera, una vez fracasada la sublevación nacional en la Región de Murcia, se llevó a cabo desde 1936 y casi hasta el final de la contienda, un Proyecto de Defensa Terrestre basado en la construcción de lineas sucesivas y concéntricas de defensa que debían cortar las principales vías de comunicación y carreteras del interior hacia Cartagena. Ciudad de la que, como en anteriores entradas hemos visto, dependía gran parte de la suerte del sureste español en la guerra. Por tanto el sistema defensivo debía abarcar desde el puerto de Águilas hasta Gurdamar en Alicante y desde el Valle del Guadalentín hasta el del Segura por el interior. En este contexto, el nuevo sistema defensivo traería consigo importantes avances y teorías muy novedosas en lo que a fortificación se refería. El sistema defensivo se articularía en “Centros de Resistencia” que cubrirían las principales carreteras que llevaban de la costa de Águilas hacia el interior y por las vías principales de comunicación que enlazaban con Cartagena. Estos núcleos de resistencia se basarían por tanto en posiciones fijas de nidos de ametralladoras o casamatas que permitirían bloquear el paso al invasor.

Plano de la línea defensiva terrestre.
[Imagen Extraída de Revista Alberca nº6]









Las construcciones de esta gran línea defensiva empezaron ya en 1936 y se desarrollará en distintas fases a lo largo de la guerra y hasta los dos primeros meses de 1939. En 1938 se ordenaba la intensificación de las obras de fortificación en los pasos carretera que conectaban Lorca y la Base Naval por la Sierra de Almenara, por lo que podríamos situar la fecha de la construcción de las casamatas de Purias en este año.
Este centro de resistencia se pensó articular desde un principio en torno a tres nidos de ametralladoras o casamatas, construidas en acero y hormigón armado, disponiéndose a su alrededor diversas estructuras complementarias de defensa como franjas de trinchera, depósitos de munición, nidos de ametralladoras a barbeta o ramales de comunicación. Pero de las tres casamatas, solo llegaron a construirse dos, separadas entre si por unos 500 metros. Estas construcciones son muy significativas, ya que se alejaban del modelo de construcción defensiva seguida durante los años 20 y siendo más parecida a las que se estaban construyendo en otros países europeos, aunque bastante más modestas. De manera que ambas suponen un importante avance con respecto a las frecuentes casamatas para dos máquinas que se construyeron en otras zonas de la región y que estaban más extendidas a nivel nacional, siendo estas para cuatro máquinas.

Nido de ametralladoras o casamata para 4 máquinas a escala 1:40
[Imagen extraída de Revista Alberca nº6]

Estas casamatas eran grandes concentraciones de armas de fuego y su modelo era bastante innovador, ya que estas serían de las escasos fortines construidos en toda España que tenían mas de una tronera para armas automáticas. Aunque estas construcciones no cumplieron con su cometido defensivo como última línea de resistencia de la República, ya que, en ningún momento de la guerra llegó a estar ocupada por ninguna guarnición, ni armada. Ya que no se dio ningún tipo de enfrentamiento en esta zona. La desintegración de los órganos de poder republicanos en los últimos momentos de la guerra dieron al traste con esta función para la que se concibieron.

Aun así, estas casamatas son parte viva del patrimonio de la Guerra Civil y sorprende el desinterés mostrado hacia ellas por el ámbito académico, siendo las únicas investigaciones llevadas a cabo por instancias locales y por las propias administraciones, con una actuación lenta e indecisa. Muestra de esto es que cuando se incluyó este complejo en el catálogo de Bienes Inmuebles de Carácter Etnográfico y Tradicional del Termino Municipal de Lorca, solo se incluyó una de las casamatas, olvidando la segunda y todas las construcciones auxiliares.

El deterioro y el abandono, son el triste final al que por ahora se ven sometidas estas casamatas, de gran singularidad y valor patrimonial, ya que son escasos los complejos defensivos de la Guerra Civil que aún se conservan enteros. Para una evidencia viva de la construcción bélica, espacios destinados a la resistencia a ultranza y testimonios de las emociones y las vivencias de los soldados que en ellas combatieron. En resumidas cuentas, otro ejemplo de desprecio a la memoria viva y material de la Guerra Civil.


Para saber mas:

FERNÁNDEZ GUIRAO, FRANCISCO JOSÉ Y TOMBERGS ANTOINE, REBECCA: Arquitectura militar de la Guerra Civil en Murcia. Una fortificación olvidada: las casamatas de la venta de Purias. Alberca: Revista de la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Lorca, nº6, 2008.

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