Como
hemos señalado con anterioridad, este blog no iba a tratar
únicamente de presentar distintos lugares aislados, que por su valor
histórico, formaran parte de la memoria colectiva de nuestra región
o de su patrimonio. Pero el caso de la Prisión Provincial, es en
efecto un ejemplo de lo anterior. Tanto por la importancia que este
edificio tienen como elemento identitario de la sociedad murciana,
como por la necesidad de reivindicar su importancia, después de
largos años de abandono, desde que el edificio perdió su función
original hasta 1980.
En
este largo periodo de abandono, el edificio ha sobrevivido a varios
intentos de demolición total, y a otros de demolición parcial, que
en algunos casos habrían supuesto también una renovación y
recuperación del edificio. Sin embargo, hasta día de hoy, la
Prisión Provincial, situada en el número 2 de la Avenida Primo de
Rivera, formando parte del entramado urbano de un punto neurálgico
de la ciudad como es la Plaza Circular. Esperando en estado de ruina,
hasta que por fin se ha puesto en marcha un plan efectivo para su
rehabilitación, respetando en todo lo posible su estructura y forma
original.
La
construcción de la Prisión Provincial se planteo en el 1922, con el
objetivo de que el nuevo centro penitenciario sustituyera en su
función a la cárcel de la Misericordia Nueva, que se ubicaba en el
paseo de Garay. La construcción finalizó en 1927 y fue inaugurada
el 26 de Mayo de 1929, encontrándose en este momento a las afueras
del casco histórico de Murcia. A partir de este momento la Prisión
Provincial pasó a ser el centro penitenciario principal de la
Región, con una capacidad de hasta 400 reclusos. De manera que
durante la II República y la Guerra Civil, la Prisión Provincial
fue también el principal centro penitenciario republicano.
Sin
embargo, fue al término de la guerra y en el contexto de represalias
políticas impulsadas por el Nuevo Régimen cuando este edificio
adquirió un mayor protagonismo, estos fueron los años en que quedó
grabado por su significación política en la memoria colectiva de
Murcia, como símbolo de la represión franquista. En estos años de
posguerra, la cárcel vieja fue el principal centro de internamiento
de rojos, republicanos y en definitiva, presos políticos. Estando
también habilitados a este efecto en la ciudad los conventos de las
Isabelas y las Angustias. En ella, se estimó que llegaron a
coincidir más de 3000 presos, a la espera de juicios sumarísimos.
Por
tanto las condiciones de vida de los presos eran realmente duras, el
hacinamiento provocaba que muchos presos tuvieran que dormir a la
intemperie en los patios, una gran escasez de alimentos que provocaba
gran cantidad de muertes por hambre y unas precarias condiciones de
higiene que hacían proliferar las enfermedades como el tifus, la
hepatitis, el tracoma, gastritis, etc. A lo que tendríamos que
añadir los fusilamientos que se realizaban en los mismos patios de
la presión, delante del resto de presos, teniendo estos que caminar
después por encima de los cadáveres, como medida ejemplarizante,
las palizas, las violaciones colectivas por parte de miembros de la
Falange o los castigos de hasta 30 a 60 días en las celdas de
aislamiento.
Además,
los presos estaban sometidos a fuertes medidas de adoctrinamiento
político, moral y religioso. De manera que la correspondencia
privada de los pesos era censurada y revisada por las autoridades de
la cárcel y además estos eran obligados a acudir a diariamente a
misa. Unas condiciones durísimas, constatadas por los propios
testimonios de los presos y que no son exclusivas de esta cárcel,
sino que también se dieron en el resto de cárceles españolas en
los primeros años de la dictadura.
La
Prisión Provincial cesó su actividad en 1980, trasladándose las
funciones de Prisión Provincial a la nueva Cárcel de Sangonera y
desde entonces se ha visto en estado de abandono, llegando a
presentar un estado de ruina deplorable para un edificio que forma
parte del patrimonio cultural de la ciudad. Tras casi 40 años de
abandono y proyectos infructuosos de demolición y de reutilización.
Primero como Museo de Murcia y más tarde como sede de la Agencia
Tributaria, hay un verdadero proyecto en marcha, que comenzará a
hacerse efectivo en 2020, haciendo justicia a un edificio que albergó
el sufrimiento de miles de represaliados por el régimen franquista
tras la guerra, su recuerdo entre sus muros y que jamás debió caer
en el olvido. Para finalizar me gustaría dedicar esta entrada a Don
Ángel Mena Rubio y Don Pedro José Mena Rubio, hermanos de mi
abuelo, que cumplieron condena de diez años en la Prisión
Provincial por responsabilidades políticas.
Fachada Principal de la Cárcel Vieja de Murcia. [Imagen extraída de: La Prisión Provincial de Murcia: Una aproximación arquitectónica, histórica y cultural. FRANCISCO J. MEDINA-ALBADALEJO]
Para
Saber más:
J.
MEDINA-ALBADALEJO, FRANCISCO: La Prisión Provincial de Murcia:
Una aproximación arquitectónica, histórica y cultural.
Universidad de Murcia, 2009.