Cuando
hablamos de patrimonio nacional, la mayoría de las personas pensarán
en monumentos de relieve, símbolos característicos de la historia
de nuestro país como la catedral de Burgos, el acueducto de Segovia
o el Teatro Romano de Mérida, entre otros muchos. Pero todos estos
tienen en común el pertenecer a una etapa remota de la historia de
España. Y la mayoría de la población coincidirá en considerar
patrimonio a estos grandes monumentos, en torno a los cuales existe
una mayor concienciación social sobre la importancia de
conservarlos, protegerlos e incluso aprovecharlos económicamente en
tanto que son símbolos históricos de nuestro país y nuestra
cultura.
Sin
embargo, cuando se trata de un patrimonio mas reciente, perteneciente
a la historia de nuestro siglo XX, la situación es bien distinta y
mas aún con el patrimonio perteneciente a la Guerra Civil. Ya que, a
nivel general, un reducido número de personas tendrán en cuenta la
importancia de conservar este patrimonio perteneciente a nuestra
historia reciente. Pero además, a nivel académico también existe
un llamativo contraste en nuestro país, ya que, si desde el punto de
vista bibliográfico y de la investigación, la Guerra Civil es uno
de los aspectos mas tratados. La arqueología de la Guerra Civil y la
protección del patrimonio de la misma son dos aspectos muy
atrasados.
Por
tanto nos encontramos con una situación en la que nuestra sociedad
aún recuerda fervientemente la Guerra Civil, grabada en la memoria
oral que se ha ido transmitiendo desde entonces, una guerra que a
menudo se utiliza incorrectamente como arma política en la
actualidad y que hasta no hace mucho seguía manteniendo dividida a
España. Sin embargo el patrimonio de dicha guerra sigue siendo a día
de hoy uno de los grandes desconocidos de nuestro pasado mas
reciente, quizá por culpa de una Ley del Patrimonio Histórico
Español, la de 1985, que
margina los bienes patrimoniales de antigüedad inferior a cien años,
por una arqueología de la Guerra Civil embrionaria que aún no tiene
claros sus objetivas o por una falta de concienciación social sobre
la importancia de este patrimonio. Yo, personalmente considero este
problema como resultado de la conjunción de las tres anteriores.
De
la Guerra Civil, tenemos por tanto gran cantidad de documentación
escrita y gráfica, sin embargo estamos dejando que desaparezca el
contexto físico en el que se desarrollaron sus acontecimientos y
estamos dejando pasar una oportunidad de oro para conocer mejor
aspectos de la vida durante
la guerra, mediante proyectos
arqueológicos en lugares que albergaron los frentes de la guerra o
en contextos interesantes de la retaguardia mediante una correcta
documentación, excavación, conservación y acondicionamiento para
que sirvan como fuente histórica y didáctica para ampliar nuestro
conocimiento sobre este periodo histórico.
En
este sentido, aunque aún queda mucho por hacer, la Ley de Memoria
Histórica del 26 de Diciembre de 2007, en su afán de “
reconocer y ampliar derechos y establecer medidas a favor de quienes
padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la
dictadura” supuso, durante el
gobierno del líder del entonces líder del PSOE, Jose Luis Rodríguez
Zapatero, un impulso institucional para la
protección de este patrimonio y desde entonces, se desarrollaron
algunos proyectos, principalmente en forma de asociaciones ajenas al
ámbito académico que excavaron fosas de represaliados durante la
guerra y la dictadura, pero también proyectos arqueológicos como el
de Casas del Canal (Villa de Vallecas, Madrid).
Llegados
a este punto, y a modo de reflexión personal, me parece una triste
realidad que este patrimonio esté tan poco considerado. Muchos de
nosotros, somos nietos o hijos de personas que vivieron esta cruenta
guerra, ya fuera en retaguardia o combatiendo en el frente, incluso,
aunque cada vez menos, aún quedan personas que vivieron la guerra en
sus carnes o que pueden dar un testimonio oral valiosísimo sobre
ella, por ello no logro
entender el desinterés general de conservar este patrimonio que nos
ayudará a entender mejor cómo vivieron la guerra nuestros
antepasados, no de un pasado remoto, sino recientes, personas que en
muchas ocasiones hemos llegado a conocer y que nos han contado
historias de la Guerra Civil.
Para
saber más:
G.F.
JULIÁN Y N.C. ÓSCAR: Ley de Memoria Histórica:
Estrategias Para Recuperar y Comunicar el Patrimonio de la Guerra
Civil Española, Asociación
Espacios para la Memoria (AEP), Madrid, 2011.
AMALIA
PEREZ-JUEZ, JORGE MORÍN, RAFAEL BARROSO, MARTA ESCOLÁ, ERNESTO
AGUSTÍ, MARIO LÓPEZ, FERNANDO SÁNCHEZ: El
patrimonio arqueológico de la guerra civil. La protección de
espacios asociados a la guerra civil española. XXII
Congreso Nacional de Arqueología.
2004.
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